Seguro que si seguís habitualmente nuestros artículos de blog os habréis dado cuenta de que intentamos poner siempre en valor la piedra natural. En el caso de nuestra cantera, entre otras cosas por su homogeneidad o la capacidad que tenemos para que sea un producto casi inagotable y que se pueda adaptar a cualquier necesidad.
La piedra natural en sí misma, y más hoy en día, recibe cada vez más el foco por su aporte a la sostenibilidad de nuestro planeta, hecho que la hace totalmente diferencial frente a otro tipo de materiales, sobre todo aquellos que intentan recrearla y que, además de la utilización de productos químicos en su fabricación y el consiguiente impacto en el ambiente, acaban resultando mucho más caros.
Al margen de esto y de ser un material perfecto para el diseño desde un punto de vista estético, hoy nos gustaría detenernos en un punto que no solemos tratar con frecuencia, pero que cada vez es más importante para mejorar la eficiencia energética de viviendas y espacios: la inercia térmica de la piedra natural.
¿Qué es la inercia térmica?
Una de las ventajas de la piedra natural es su enorme masa. Esto la convierte en un excelente aislante y conductor térmico tanto para el calor como para el frío, consiguiendo una disminución económica en las facturas y consiguiendo elevar la eficiencia energética de las viviendas.
Podríamos decir que la piedra tiene la capacidad de acumular calor y que este se vaya distribuyendo de forma pausada, de forma que consigue que las temperaturas sean siempre uniformes y agradables. Esto es aplicable a las temperaturas que podemos recoger desde el exterior, tanto si hace frío como calor, o las que podemos producir dentro de una vivienda con aires acondicionados o calefacciones.
Además, en zonas en las que no hay una gran diferencia térmica entre el día y la noche, consiguen crear y mantener una temperatura “media” entre esta variación de temperatura.
En otro orden de cosas, no debemos tampoco olvidar que, gracias a su volumen, la piedra natural es también considerada como un material ignífugo actuando como aislante contra posibles incendios.
La importancia de la eficiencia energética en la actualidad
Valores como la sostenibilidad, minimizar nuestro impacto en el medio ambiente o apostar por otro tipo de materiales o energías más respetuosas con el entorno, es un valor que cada día cobra más importancia y que cada vez es más demandado no solo por parte de propietarios de viviendas, también por los posibles inquilinos que las disfruten, si es el caso. También por parte de inversores que deciden apostar, por ejemplo, por la construcción de grandes edificios de viviendas o urbanizaciones.
Es aquí donde cobra especial importancia la eficiencia energética.
Al margen, como hemos comentado arriba, del ahorro en las propias facturas, los edificios que apuestan por la máxima eficiencia también son una garantía de que se trata de edificios modernos o bien rehabilitados, además de contar con mucho mejor aislamiento térmico para frío y calor.
Incluso podemos hablar que esta clase de edificios, si pensamos por ejemplo en una construcción como inversión, es una ventaja competitiva por el valor que cada vez conceden más las tendencias de mercado.
No olvidemos la creciente preocupación que a nivel global mostramos por la sostenibilidad, por lo que gracias a la eficiencia energética de los edificios se consigue, entre otras cosas, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o en el consumo de agua.