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Estamos acostumbrados a hablaros siempre de los proyectos que más han significado para nosotros desde un punto de vista profesional.

Obviamente, no podemos desvincular que hay una estrecha relación entre lo profesional y lo personal por cómo afrontamos cada proyecto que se nos presenta. Para todos los que formamos el equipo de Arival, cada nueva propuesta que recibimos supone una nueva motivación y la enfocamos como un nuevo reto para que realmente el resultado sea un éxito.

Durante este tiempo nos habéis visto hablar y contaros nuestra experiencia con viviendas, edificios públicos, como trabajamos nuestros proyectos en función de si están situados en un entorno urbano o natural, incluso sobre las nuevas tendencias que detectamos en arquitectura, pero pocas veces os hablamos de proyectos propios. De proyectos que ponen de acuerdo a todo nuestro equipo y que nos reportan una satisfacción pocas veces igualable.

Este es el caso, por ejemplo, del trabajo que hicimos en el nuevo templo dedicado a Nuestra Señora de Begoña en Almáciga (Tenerife), con una historia detrás que realmente nos emocionó y nos llevó a tomar la decisión de colaborar de forma totalmente altruista como parte de la responsabilidad corporativa de Arival.

Empezando por el principio de esta historia, debemos decir que se remonta al año 1.949, cuando una botella con imágenes de la Virgen de Begoña, ya sabéis que es nuestra “Amatxu”, llego a las costas de este pequeño pueblo tinerfeño que, a pesar de la distancia, decidió convertirla en su patrona, hermanándose de esta forma con nuestro pueblo sin saberlo.  Desde ese momento, una pequeña réplica de la Virgen de Begoña ha presidido durante años y años su pequeña ermita.

La botella con las imágenes había sido lanzada al mar en 1.948 junto a un escrito firmado por jóvenes de Acción Católica de la Quinta Parroquia de Bilbao durante su peregrinaje a Santiago de Compostela.

Año 2.016, un impulso en la construcción del nuevo santuario

Aunque las obras para una nueva ermita que sustituyera a la original de 1.950 empezaron en el año 2.006, no fue hasta 10 años más tarde, en 2.016 cuando la construcción tomó impulso a través de la recogida de fondos organizada por la cofradía de Nuestra Señora de Begoña empezó a colaborar en la captación de fondos a tal efecto, momento en el que conocimos la historia y decidimos aportar todo los materiales necesarios para la construcción del nuevo altar mayor que preside el nuevo templo inaugurado en el año 2.019.